
Recientemente, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco descubrió un cuaderno manuscrito con detalles técnicos sobre el desarme de un fusil AR-15 en el Rancho Izaguirre, Teuchitlán. Este hallazgo sugiere que los jóvenes forzados a formar parte del grupo criminal recibían formación militar estructurada y especializada.
El cuaderno revela un listado detallado de los componentes del fusil, lo que indica que los reclutas no solo pasaban por entrenamientos físicos, sino también teóricos, aprendiendo sobre el manejo de armas de fuego. Este tipo de formación demuestra la organización y el enfoque estratégico del grupo criminal que operaba en la zona.
Entre los otros objetos encontrados se hallaron cartas, mochilas y artículos personales que pertenecían a las víctimas, como medicamentos, carteras y altares a la Santa Muerte. Entre las cartas rescatadas, se encontró una despedida de un joven desaparecido en 2024, quien finalmente fue localizado y regresó a su familia.
Los testimonios de sobrevivientes revelan que las víctimas eran captadas mediante engaños a través de ofertas laborales falsas y luego sometidas a entrenamientos extremos en condiciones inhumanas. Algunos de los jóvenes narraron que los instructores llegaban ebrios, y los castigos por errores eran fatales.
“Este rancho era un centro de tortura y adiestramiento. Los jóvenes eran tratados como simples objetos”, comentó Índira Navarro, líder del colectivo Guerreros Buscadores. El testimonio de sobrevivientes confirma que los reclutas eran controlados psicológicamente, sometidos a estrictas órdenes y condiciones de vida extremas.
Noticias recientes de Estados Unidos, México, Colombia, Argentina, Latinoamérica y el mundo.